.
recuerdo el chaleco enceguecedor
que vestías aquél primer día nuestro
que dejaba ver sólo las mangas arremangadas
de tu camisa verde tierra
tan inútil a la hora de querer ocultar
tu espalda encorvada
la misma que amé a primera vista
recuerdo
tantas
cosas
tuyas...
pero nada más inolvidable
que tus armoniosas manos piel seda
y sus larguísimos
precisos
amadores
dedos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario